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Domingo IV de Adviento

  • Categoría de la entrada:Lecturas de la Misa
  • Tiempo de lectura:7 minutos de lectura

Tiempo de Adviento ~ Ciclo B ~ Año Par

Primera lectura

2S 7,1-5.8b-12.14a.16: El reino de David se mantendrá siempre firme ante el Señor.

Cuando el rey David se asentó en su casa y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán:
«Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda».
Natán dijo al rey:
«Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo».
Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David: «Así dice el Señor: ¿Tú me vas a construir una casa para morada mía?
Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa.
En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre»».

Salmo responsorial

88,2-3.4-5.27.29: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R.

«Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R.

«Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”;
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable». R.

Segunda lectura

Rm 16,25-27: El misterio mantenido en secreto durante siglos eternos ha sido manifestado ahora.

Hermanos:
Al que puede consolidaros según mi Evangelio y el mensaje de Jesucristo que proclamo, conforme a la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora mediante las Escrituras proféticas, dado a conocer según disposición del Dios eterno para que todas las gentes llegaran a la obediencia de la fe; a Dios, único Sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Aleluya

Aleluya Lc 1,38: Aleluya, aleluya, aleluya.

He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra. R.

Evangelio

Lc 1,26-38: Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, «porque para Dios nada hay imposible»».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.


Comentario a las lecturas

Este domingo es el gran preludio de la Natividad. Este día nos habla del gran acontecimiento para la humanidad: Dios NACE y se hace hombre para salvarnos. Es Dios quien toma la iniciativa, y a esto respondemos cantando con el Salmo su misericordia eterna. El nacimiento de Jesús es el fruto de un encuentro único de Dios con nuestra humanidad a través de María. A Jesús solo Dios nos lo podía dar. Y así Dios se hace hombre en la humanidad más pobre para intervenir como creador, de modo que María pueda concebir un hijo sin haber conocido a ningún hombre. En María hay un vacío puro y generoso que Dios puede llenar con su presencia, de manera que la Palabra de Dios se pueda hacer carne. Por eso María es tan importante para nosotros, pues a ella podemos mirar y en ella nos podemos mirar.