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Lunes de la II Semana del Tiempo Ordinario

  • Categoría de la entrada:Lecturas de la Misa
  • Tiempo de lectura:4 minutos de lectura

Tiempo Ordinario ~ Ciclo B ~ Año Par

Primera lectura

1S 15,16-23: La obediencia vale más que el sacrificio. El Señor te ha rechazado como rey.

En aquellos días, Samuel dijo a Saúl:
«Voy a comunicarte lo que me ha manifestado el Señor esta noche.»
Saúl contestó:
«Habla.»
Samuel siguió diciendo:
«¿No es cierto que siendo pequeño a tus ojos eres el jefe de las doce tribus de Israel? El Señor te ha ungido como rey de Israel. El Señor te envió con esta orden: «Ve y entrega al anatema a esos malvados amalecitas y combátelos hasta aniquilarlos». ¿Por qué no has escuchado la orden del Señor, lanzándote sobre el botín, y has obrado mal a sus ojos?»
Saúl replicó:
«Yo he cumplido la orden del Señor y he hecho la campaña a la que me envió. Traje a Agag, rey de Amalee, y entregué al anatema a Amalee. El pueblo tomó del botín ovejas y vacas, lo más selecto del anatema, para ofrecérselo en sacrificio al Señor, tu Dios, en Guilgal.»
Samuel exclamó:
«¿Le complacen al Señor los sacrificios y holocaustos tanto como obedecer su voz?
La obediencia vale más que el sacrificio,
y la docilidad, más que la grasa de carneros.
Pues pecado de adivinación es la rebeldía y la obstinación, mentira de los terafim.
Por haber rechazado la palabra del Señor, te ha rechazado como rey.»

Salmo responsorial

Sal 49,8-9.16bc-17.21.23: Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños. R.

¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? R.

Esto haces, ¿y me voy callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara. R.

El que me ofrece acción de gracias,
ese me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios. R.

Evangelio

Mc 2,18-22: El esposo está con ellos.

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.»