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Martes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario. Santa Cecilia, virgen y mártir

  • Categoría de la entrada:Lecturas de la Misa
  • Tiempo de lectura:7 minutos de lectura

Tiempo Ordinario ~ Ciclo C ~ Año Par

Lectura primera

Ap 14,14-19: Ha llegado la hora de la siembra, pues la mies de la tierra está más que madura.

Yo, Juan, miré, y apareció una nube blanca; estaba sentado encima uno con aspecto de hombre, llevando en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada.

Del templo salió otro ángel y gritó fuerte al que estaba sentado en la nube: -Arrima tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura. Y el que estaba sentado encima de la nube acercó su hoz a la tierra y la segó.

Otro ángel salió del templo celeste llevando él también una hoz afilada. Del altar salió otro, el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le gritó fuerte al de la hoz afilada: -Arrima tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra,
porque las uvas están en sazón.

El ángel acercó su hoz a la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Pisotearon el lagar fuera de la ciudad, y del lagar corrió tanta sangre, que subió hasta los bocados de los caballos en un radio de sesenta leguas.

Salmo responsorial

Sal 95,10.11-12.13: El Señor llega a regir la tierra.

Decid a los pueblos: El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque.

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.

Evangelio

Lc 21,5-11: No quedará piedra sobre piedra.

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: -Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.

Ellos le preguntaron: -Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?

El contestó: -Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mí nombre, diciendo: «Yo soy», o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.

Luego les dijo: -Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.

O bien se pueden tomar del propio:

Primera lectura

Os 2,16b.17b.21-22: Me casaré contigo en matrimonio perpetuo.

Esto dice el Señor: «Yo la llevo al desierto, le hablo al corazón. Allí responderá como en los días de su juventud,
como el día de su salida de Egipto.

Me desposaré contigo para siempre, me desposaré contigo en justicia y en derecho, en misericordia y en ternura,
me desposaré contigo en fidelidad y conocerás al Señor».

Salmo responsorial

Sal 44,11-12.14-15.16-17: Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor. R.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras. R.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra». R.

Evangelio

Mt 25,1-13: ¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.

Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.

Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.

Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”.

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».