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Martes de la II Semana del Tiempo Ordinario

  • Categoría de la entrada:Lecturas de la Misa
  • Tiempo de lectura:5 minutos de lectura

Tiempo Ordinario ~ Ciclo B ~ Año Par

Primera lectura

1S 16,1-13: Samuel ungió a David en medio de sus hermanos y el espíritu del Señor vino sobre él

En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:
«¿Hasta cuándo vas a estar sufriendo por Saúl, cuando soy yo el que lo he rechazado como rey sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.» Samuel respondió:
«¿Cómo voy a ir? Si lo oye Saúl, me mata.»
El Señor respondió:
«Llevas de la mano una novilla y dices que has venido a ofrecer un sacrificio al Señor. Invitarás a Jesé al sacrificio y yo te indicaré lo que has de hacer. Me ungirás al que te señale.»
Samuel hizo lo que le había ordenado el Señor.
Una vez llegado a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblorosos a su encuentro.
Preguntaron:
«¿Es de paz tu venida?»
Respondió:
«Sí. He venido para ofrecer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.»
Purificó a Jesé y a sus hijos, y los invitó al sacrificio. Cuando estos llegaron, vio a Eliab y se dijo:
«Seguro que está su ungido ante el Señor.»
Pero el Señor dijo a Samuel:
«No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón.»
Jesé llamó a Abinadab y lo presentó a Samuel, pero le dijo: «Tampoco a este lo ha elegido el Señor.»
Jesé presentó a Samé. Y Samuel dijo:
«El Señor tampoco ha elegido a este.»
Jesé presentó a sus siete hijos ante Samuel. Pero Samuel dijo a Jesé:
«El Señor no ha elegido a estos.»
Entonces Samuel preguntó a Jesé:
«¿No hay más muchachos?»
Y le respondió:
«Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño.» Samuel le dijo:
«Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa, mientras no venga.»
Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y buena presencia. El Señor dijo a Samuel: «Levántate y úngelo de parte del Señor, pues es este.»
Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante.
Samuel emprendió luego el camino de Ramá.

Salmo responsorial

Sal 88,20.21-22.27-28: Encontré a David, mi siervo.

Un día hablaste en visión a tus santos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado de entre el pueblo.» R.

«Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso». R.

«Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora»;
y lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra». R.

Evangelio

Mc 2,23-28: El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado.

Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?» Él les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?»
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.»