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Sábado de la I Semana del Tiempo Ordinario

  • Categoría de la entrada:Lecturas de la Misa
  • Tiempo de lectura:3 minutos de lectura

Tiempo Ordinario ~ Ciclo A ~ Año Impar

Primera lectura

Hb 4,12-16: Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia.

La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen
alma y espíritu, coyunturas y tuétanos. juzga los deseos e intenciones del corazón. Nada se oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de Aquél a quien hemos de rendir cuentas.

Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

Sal 18,8.9.10.15: Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío. R.

Evangelio

Mc 2,13-17: No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme.»

Se levantó y lo siguió. Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían. Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: «¿Por qué come con publicanos y pecadores?»

Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»